Suponemos que los gobernadores de provincias, pero
fundamentalmente Cristina, deben estar analizando la transformación de las
policías, la creación de nuevas estructuras o cambios profundos en el esqueleto
y la ideología de este poder del estado.
Lo obvio, es que no podemos seguir un sólo día más así. Los
extorsionadores ya saben que pueden condicionarnos, instrumentar políticas,
fijar salarios y nombrar funcionarios.
La clave es la transformación ideológica. Tenemos que pasar
de una policía REPRESORA-DELICTIVA a una policía GARANTE Y SOLIDARIA de
nuestros derechos.
De nada sirve cambiar a cinco jefes. Porque todos están
formados en la concepción ideológica impuesta por los estadounidenses para
todas las fuerzas militares en el continente. Están formados para reprimir,
avasallar, asesinar, delinquir y servir a intereses enfrentados con los
intereses del pueblo.
Por lo que si la razón de la existencia de la policía es la
de garantizar que se respeten nuestros derechos a la vida, al goce de todos
nuestros derechos en paz y al mantenimiento del equilibrio social, es obvio que
no podemos lograr ese estado con la estructura REPRESORA-DELICTIVA.
Sólo podremos vivir en paz, equilibrio social y plena
vigencia del respeto a todos nuestros derechos con una policía GARANTE Y
SOLIDARIA de ese marco legal.
Para estructurar esta imprescindible transformación, el
estado nacional y los estados provinciales deben Intervenir las jefaturas y
nombrar INTERVENTORES.
Los Interventores deben ser profesionales o especialistas-militantes
de los Derechos Humanos. Sugiero que todos (as) provengan de ternas propuestas
por Madres, Abuelas u organismos como el CELS. Y todos los responsables, del
Interventor para abajo, deben ser médicos, ingenieros, sociólogos y estudiantes
de ciencias y artes, plenamente consustanciados con un proyecto de país
Soberano, Independiente, con Justa Distribución de la Riqueza.
Todos los aspirantes a ingresar en esa fuerza deben aprobar
cursos especiales de historia nacional, basada en la interpretación del
revisionismo, Derechos Humanos y política nacional.
La vinculación con todos los sectores sociales de la
comunidad, tiene que establecerse con los referentes de las instituciones
barriales y no con los lúmpenes que canjean información por impunidad .
Un buen Interventor no necesita saber cuánto cuesta el kilo
de cocaína y quien la distribuye, ni cuanto recauda la quiniela clandestina ni
cuánto deja la prostitución, la trata u otros "adicionales", porque
estará puesto para desarrollar otra política. Por lo que no es necesario que
sea un policía de "carrera".
Nadie demostró que haya sido mejor Ministro de Defensa,
cualquiera de los milicos represores que recuerden que el "Chivo"
Rossi.
Obviamente, ningún jefe de policía de los corruptos,
represores y delincuentes que recuerden podría ser mejor que Horacio Verbitsky,
por dar un ejemplo.
Sería oportuno que Tucumán sea la primera experiencia.
Podemos y debemos hacerlo. Los nombres son secundarios. Lo importante es el
cambio de estructura e ideología.
Una vez que está claro el concepto
ideológico y la conducción política (sin lo cual nada tiene sentido) es preciso
ir a lo instrumental. Y desde esta área, urge derogar el Código de
Contravenciones (que funciona, aquí, en Tucumán) declarado ANTICONSTITUCIONAL
por la justicia en todas las instancias, y que continúa aplicándose, en abierta
violación de todos los derechos y garantías que poseemos por ley.
En el mismo sentido, urge que se derogue la ley
de Alperovich que prohíbe toda actividad social después de las 4 de la mañana,
porque deja el camino expedito a los policías (que aplicando el Código de
marras) encarcela a todos los chicos que regresan a sus hogares, los maltratan,
los violan y les sacan dinero a los padres en concepto de multas, que nadie
supervisa ni controla.
Desde lo metodológico es preciso trabajar con
sólo cuatro campos; La policía científica, la policía de delitos complejos, la
policía de calle y la policía que se encarga de la formación de sus efectivos y
cuadros.
La policía debe salir del encapsulamiento
ideológico diseñado por la Doctrina de la Seguridad Nacional, que funciona
desde el 76 creada por el imperio y la oligarquía parásita, que convierte a
todos los habitantes en enemigos y/o delincuentes a los que hay que vigilar,
espiar, reprimir y encarcelar, y convertirse en la policía GARANTE del goce de
nuestros derechos.
Las personas que están empujadas (desde el 55) a
delinquir para sobrevivir son la inmensa minoría. La mayoría del pueblo
argentino trabaja solidariamente y busca estructurar la PATRIA para
todos.
Para garantizar la plena vigencia de nuestros
derechos, no hacen falta 2.000 tipos armados.
Necesitamos policías en la calle, compartiendo
con respeto, humildad y dedicación, el conmovedor compromiso del pueblo por
edificar un futuro digno y para todos.
PATRIA O MUERTE.-
Suponemos que los gobernadores de provincias, pero
fundamentalmente Cristina, deben estar analizando la transformación de las
policías, la creación de nuevas estructuras o cambios profundos en el esqueleto
y la ideología de este poder del estado.
Lo obvio, es que no podemos seguir un sólo día más así. Los
extorsionadores ya saben que pueden condicionarnos, instrumentar políticas,
fijar salarios y nombrar funcionarios.
La clave es la transformación ideológica. Tenemos que pasar
de una policía REPRESORA-DELICTIVA a una policía GARANTE Y SOLIDARIA de
nuestros derechos.
De nada sirve cambiar a cinco jefes. Porque todos están
formados en la concepción ideológica impuesta por los estadounidenses para
todas las fuerzas militares en el continente. Están formados para reprimir,
avasallar, asesinar, delinquir y servir a intereses enfrentados con los
intereses del pueblo.
Por lo que si la razón de la existencia de la policía es la
de garantizar que se respeten nuestros derechos a la vida, al goce de todos
nuestros derechos en paz y al mantenimiento del equilibrio social, es obvio que
no podemos lograr ese estado con la estructura REPRESORA-DELICTIVA.
Sólo podremos vivir en paz, equilibrio social y plena
vigencia del respeto a todos nuestros derechos con una policía GARANTE Y
SOLIDARIA de ese marco legal.
Para estructurar esta imprescindible transformación, el
estado nacional y los estados provinciales deben Intervenir las jefaturas y
nombrar INTERVENTORES.
Los Interventores deben ser profesionales o especialistas-militantes
de los Derechos Humanos. Sugiero que todos (as) provengan de ternas propuestas
por Madres, Abuelas u organismos como el CELS. Y todos los responsables, del
Interventor para abajo, deben ser médicos, ingenieros, sociólogos y estudiantes
de ciencias y artes, plenamente consustanciados con un proyecto de país
Soberano, Independiente, con Justa Distribución de la Riqueza.
Todos los aspirantes a ingresar en esa fuerza deben aprobar
cursos especiales de historia nacional, basada en la interpretación del
revisionismo, Derechos Humanos y política nacional.
La vinculación con todos los sectores sociales de la
comunidad, tiene que establecerse con los referentes de las instituciones
barriales y no con los lúmpenes que canjean información por impunidad .
Un buen Interventor no necesita saber cuánto cuesta el kilo
de cocaína y quien la distribuye, ni cuanto recauda la quiniela clandestina ni
cuánto deja la prostitución, la trata u otros "adicionales", porque
estará puesto para desarrollar otra política. Por lo que no es necesario que
sea un policía de "carrera".
Nadie demostró que haya sido mejor Ministro de Defensa,
cualquiera de los milicos represores que recuerden que el "Chivo"
Rossi.
Obviamente, ningún jefe de policía de los corruptos,
represores y delincuentes que recuerden podría ser mejor que Horacio Verbitsky,
por dar un ejemplo.
Sería oportuno que Tucumán sea la primera experiencia.
Podemos y debemos hacerlo. Los nombres son secundarios. Lo importante es el
cambio de estructura e ideología.
Una vez que está claro el concepto
ideológico y la conducción política (sin lo cual nada tiene sentido) es preciso
ir a lo instrumental. Y desde esta área, urge derogar el Código de
Contravenciones (que funciona, aquí, en Tucumán) declarado ANTICONSTITUCIONAL
por la justicia en todas las instancias, y que continúa aplicándose, en abierta
violación de todos los derechos y garantías que poseemos por ley.
En el mismo sentido, urge que se derogue la ley de Alperovich que prohíbe toda actividad social después de las 4 de la mañana, porque deja el camino expedito a los policías (que aplicando el Código de marras) encarcela a todos los chicos que regresan a sus hogares, los maltratan, los violan y les sacan dinero a los padres en concepto de multas, que nadie supervisa ni controla.
Desde lo metodológico es preciso trabajar con sólo cuatro campos; La policía científica, la policía de delitos complejos, la policía de calle y la policía que se encarga de la formación de sus efectivos y cuadros.
La policía debe salir del encapsulamiento ideológico diseñado por la Doctrina de la Seguridad Nacional, que funciona desde el 76 creada por el imperio y la oligarquía parásita, que convierte a todos los habitantes en enemigos y/o delincuentes a los que hay que vigilar, espiar, reprimir y encarcelar, y convertirse en la policía GARANTE del goce de nuestros derechos.
Las personas que están empujadas (desde el 55) a delinquir para sobrevivir son la inmensa minoría. La mayoría del pueblo argentino trabaja solidariamente y busca estructurar la PATRIA para todos.
Para garantizar la plena vigencia de nuestros derechos, no hacen falta 2.000 tipos armados.
Necesitamos policías en la calle, compartiendo con respeto, humildad y dedicación, el conmovedor compromiso del pueblo por edificar un futuro digno y para todos.
En el mismo sentido, urge que se derogue la ley de Alperovich que prohíbe toda actividad social después de las 4 de la mañana, porque deja el camino expedito a los policías (que aplicando el Código de marras) encarcela a todos los chicos que regresan a sus hogares, los maltratan, los violan y les sacan dinero a los padres en concepto de multas, que nadie supervisa ni controla.
Desde lo metodológico es preciso trabajar con sólo cuatro campos; La policía científica, la policía de delitos complejos, la policía de calle y la policía que se encarga de la formación de sus efectivos y cuadros.
La policía debe salir del encapsulamiento ideológico diseñado por la Doctrina de la Seguridad Nacional, que funciona desde el 76 creada por el imperio y la oligarquía parásita, que convierte a todos los habitantes en enemigos y/o delincuentes a los que hay que vigilar, espiar, reprimir y encarcelar, y convertirse en la policía GARANTE del goce de nuestros derechos.
Las personas que están empujadas (desde el 55) a delinquir para sobrevivir son la inmensa minoría. La mayoría del pueblo argentino trabaja solidariamente y busca estructurar la PATRIA para todos.
Para garantizar la plena vigencia de nuestros derechos, no hacen falta 2.000 tipos armados.
Necesitamos policías en la calle, compartiendo con respeto, humildad y dedicación, el conmovedor compromiso del pueblo por edificar un futuro digno y para todos.